Surgen relatos ligados al proceso de modernización como factor de transformación de esta población y su integración a la economía nacional. Entre los realizadores que caracterizan esta época, se encuentran José Corral Tagle, Fredy Ehlers, los hermanos Guayasamín, Mónica Vásquez, y Raúl Khalife entre otros. Siguiendo a León, en este período se complejiza el texto fílmico y se incorporan nuevos recursos cinematográficos y una heteroglosia cultural. Se pasa de una función informativa a una expresiva, donde el modo de representación objetivo se pierde al incorporar una modalidad interactiva y observacional del discurso documental. A su vez, se recrea el pasado noble indígena, sus mitos de origen fundamentarán el origen ecuatoriano, por tanto, surge un nacionalismo con base arqueológica. Ejemplo de lo anterior es el trabajo de José Corral Tagle Entre el sol y la serpiente (1977), donde al incluir el pasado arqueológico del pueblo kañari, se valoran los legados culturales prehispánicos enalteciendo el pasado indígena con vías a la construcción de una historia ecuatoriana. Otro filme de esta época es el llamado Chimborazo. Testimonio campesino de los andes ecuatorianos (1979) de Freddy Ehlers, donde se incluyen denuncias y reivindicaciones de las prácticas comunitarias, como la minga. Para este tipo de film, donde hay intervención indígena, surgen enunciaciones que provienen de los subalternos, produciendo discursos y claros efectos políticos, pues según señala el Grupo Latinoamericano de Estudios Subalternos, el subalterno actúa y produce efectos visibles, como ocurre en los filmes, aunque no sean comprendidos por el propio realizador, la presencia yace ahí.
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De este modo, para esta época, el testimonio se enfrenta al relato indigenista que ve al indio como fuerza bruta, y surge una argumentación clara de la condición de subalterno. Por tanto, se contradice con la idea de que el indígena esta privado de conciencia y sabiduría. Los trabajos de Gustavo e Igor Guayasamín introducen la modalidad observacional en el tema indígena. Se limita al narrador omnisciente o el testimonio y se utiliza el sonido directo, además, hay un lenguaje contemplativo que mira de cerca sin intervenir. Para ambos, el documental es visto como la transmisión de la experiencia percibida. Una de sus primeras películas fue Los hieleros del Chimborazo (1980), muy celebrada en Ecuador. Dentro de las ideas principales de estos hermanos, destaca que en sus documentales cada espectador sacara sus propias conclusiones, y para eso se usó sonido directo, aun cuando lo filmado ya haya estado pensado con anterioridad en el guión. Según el análisis planteado por León, las películas de estos hermanos se caracterizan por introducir la modalidad observacional, el relato naturalista y discurso indigenista. Sin embargo, a pesar de observar actos preformativos de dominación en los filmes, también es posible ver actos de resistencia por parte de los retratados, lo que introduce la heteroglosia cultural y el conflicto cultural oculto tras la representación.
A partir de los 80’ surge la preocupación por la preservación de los recursos naturales, con lo que se debe conciliar el crecimiento del capital y los sistemas biofísicos. Aparecen los conceptos como desarrollo sustentable, y el concepto naturaleza es reemplazado por el de medioambiente. De esta manera, los indígenas son visibilizados en función de resguardar esta biodiversidad.
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